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domingo, 18 de janeiro de 2015

Reconstrucción de las rutas de los nómadas del Paleolítico en el valle de Lemos (Galicia)



Bifaz achelense de Monforte (Foto A. López)

    En la primavera boreal de 2006 empezó a desarrollarse el proyecto arqueológico Ocupaciones humanas durante el Pleistoceno de la cuenca media del Miño, el programa más prolongado y sistemático de investigación de los yacimientos del Paleolítico emprendido hasta ahora en Galicia. El proyecto es coordinado por la Universidad de Santiago de Compostela y cuenta con la colaboración de científicos del Instituto Catalán de Paleocología Humana y de otras instituciones. El plan arqueológico se puso en marcha después de que el investigador aficionado José Antonio Peña Alonso, vecino de Monforte de Lemos, descubriese en los alrededores de la ciudad un gran número de artefactos líticos esparcidos por el campo en diferentes lugares. Los primeros trabajos encuadrados en este programa consistieron en prospecciones arqueológicas en superficie que tenían por objetivo localizar yacimientos al aire libre en la depresión de Monforte, la zona más baja del valle de Lemos. Las exploraciones se extendieron también a algunas áreas de los municipios limítrofes de Sober, O Saviñao y Bóveda


 
Sondeo arqueológico en Monforte (Foto Alberto López - La Voz de Galicia)
En los siguientes años, en una serie de prospecciones y sondeos, los arqueólogos descubrieron numerosos conjuntos de industrias líticas en cerca de un centenar de lugares repartidos por el territorio del valle de Lemos, principalmente en la depresión de Monforte. Entre estos materiales hay industrias pertenecientes a las tres grandes etapas culturales del Paleolítico: Inferior, Medio y Superior. Estos hallazgos conforman la mayor concentración de sitios arqueológicos de diferentes épocas de la prehistoria remota encontrada hasta ahora en Galicia y a la vez la secuencia más amplia de poblamientos paleolíticos al aire libre conocida en el noroeste de Iberia.

Principales vías de tránsito en el noroeste ibérico durante el Paleolitico (fuente: To the West of Spanish Cantabria)

Las investigaciones realizadas en la zona desde 2006 sugieren que la presencia de estos yacimientos está relacionada con el papel crucial que parece haber desempeñado el valle de Lemos en los desplazamientos de los grupos nómadas de cazadores-recolectores del Paleolítico por el noroeste de la península. Un trabajo publicado en 2011 en el libro To the West of Spanish Cantabria expone una hipótesis según la cual este territorio constituyó un importante cruce de caminos durante el Pleistoceno Medio y el Pleistoceno Superior. Según indican los estudios realizados con herramientas SIG sobre las rutas naturales de menor costo del noroeste de la península, la depresión de Monforte está situada estratégicamente en la entrada de los corredores procedentes del sector occidental de la Meseta Central ibérica y funciona como un punto nodal a partir del cual divergen varias rutas en distintas direcciones. Este papel de encrucijada se explica por la singular situación geográfica del territorio. Por un lado, el valle de Lemos con una altitud media de 290 metros sobre el nivel del marestá enmarcado por los principales sistemas fluviales del noroeste ibérico, los de los ríos Miño y Sil, que condicionan en gran medida las vías naturales de tránsito en toda la región. Ambos ríos discurren por valles profundos que siguen el curso de antiguas fallas tectónicas abiertas en zonas donde predominan las superficies graníticas y que dificultan el acceso a las áreas occidental y septentrional del territorio gallego.   

Bifaz de A Piteira (Museo Arq. de Ourense)






 
 El valle del Miño funciona como una vía natural que comunica directamente esta región del interior con la costa del océano Atlántico. Siguiendo el curso del río, en los alrededores de la ciudad de Ourense, existe un notable conjunto de yacimientos al aire libre del Paleolítico Inferior situados en los lugares de Pazos, A Piteira y A Chaira. Otros rastros arqueológicos de este período se han localizado en torno al curso bajo del Miño, en el sudoeste de Galicia, en los yacimientos de Porto Maior y Gándaras de Budiño y en algunas terrazas fluviales próximas a la desembocadura del río. También se registró la presencia de industrias paleolíticas en la costa de Portugal –en el municipio de Caminha, muy cerca de esta zona.  





Prospección arqueológica en Quiroga (foto: Alberto López - La Voz de Galicia)

 El valle del Sil es otro gran corredor que conecta el interior de Galicia con la parte occidental de la Meseta Central. En el sector oriental de este valle fluvial se registraron algunos hallazgos aislados de artefactos líticos, en el municipio de Quiroga y la comarca de Valdeorras. También existen  registros de industrias paleolíticas en el oeste de la Meseta, en diversas zonas situadas a lo largo de esta vía natural. En los yacimientos de superficie de las terrazas fluviales del río Bernesga se han descubierto artefactos que presentan similitudes con las industrias del Paleolítico Inferior del valle de Lemos. El Sil  representa por otro lado una importante barrera natural que corta el paso hacia las regiones occidentales de Galicia, ya que discurre entre cañones profundos en gran parte de su curso. La zona de confluencia con el río Lor –tributario del Sil– y el borde oriental del valle de Lemos, donde las pendientes son mucho menos acusadas, ofrecen una vía alternativa que permite salvar este obstáculo. Otro corredor natural asciende desde el valle del Duero o Douro –en Portugal–, atravesando las depresiones de Verín y Maceda, y permite cruzar el Sil por algunos pasos estratégicos situados al sur de Monforte.

Excavaciones en la cueva de A Valiña en los años 80 (foto: César Llana)
 Los investigadores señalan por otra parte que la depresión de Monforte está situada en el umbral de un corredor formado por una serie de cuencas de origen terciario que discurre en dirección norte-sur entre las sierras orientales gallegas y las penillanuras graníticas del interior. Esta vía natural conduce hasta la costa del mar Cantábrico. A lo largo de este corredor se encuentran varios yacimientos del Paleolítico Superior, entre los que destacan los del monte de Valverde (en Monforte) y la cueva de A Valiña (municipio de Castroverde). También se conocen importantes rastros arqueológicos del mismo período en valles próximos a este corredor natural, como los yacimientos de Cova Eirós (municipio de Triacastela) y de algunos abrigos rocosos en la zona de Valadouro. En la costa cantábrica existen diversos yacimientos paleolíticos que pueden estar igualmente relacionados con esta ruta, como los de Louselas (municipio de Ribadeo, Galicia), Cabo Busto, Bañugues y Paredes (Asturias). Otra vía natural puede haber comunicado la depresión de Monforte con el valle del río Ulla, pasando a través del extremo norte de la sierra del Faro. Por ahora solo se conoce un yacimiento del Paleolítico Inferior que puede estar vinculado a este corredor. Fue descubierto en 2008 en la aldea de Pedras, situada en una pequeña cuenca del municipio de O Saviñao, a dos kilómetros del cauce del Miño. 

Industria lítica de Monforte (Foto: Alberto López - La Voz de Galicia)
Esta condición de cruce de caminos del valle de Lemos parece haber perdurado incluso en las épocas más frías del Pleistoceno, cuando grandes regiones de la península y de Europa quedaron despobladas. Los estudios geomorfológicos y paleoclimáticos indican que la depresión de Monforte y el valle de Sil, gracias a su baja altitud, gozaron durante los períodos glaciales de un clima menos riguroso que los territorios circundantes, por lo cual pudieron servir como áreas de refugio. El hallazgo de un yacimiento del período Solutrense en Monforte –el único conocido hasta hoy en Galicia– demuestra que este territorio albergó grupos humanos durante el Último Máximo Glacial.
    La cronología de las ocupaciones humanas a lo largo de estas rutas naturales es difícil de establecer por el momento debido a la falta de dataciones absolutas. Los vestigios arqueológicos hallados en estos corredores son yacimientos de superficie, descontextualizados y desprovistos de restos fósiles, lo que no permite realizar dataciones radiométricas. Las únicas industrias del Paleolítico Inferior similares a las de la depresión de Monforte que se han podido datar en el norte de la península fueron descubiertas en el yacimiento de Trinchera Galería, en la sierra de Atapuerca, y se les ha asignado una antigüedad de en torno a 450.000 años.

quarta-feira, 26 de novembro de 2014

Castro de Arxeriz, un poblado de la Edad del Hierro en la Ribeira Sacra (Galicia)



El castro domina el Cabo do Mundo, un meandro del río Miño (Foto C. Rueda)

  En agosto de 2013 empezó la primera campaña de excavaciones arqueológicas en el castro de Arxeriz, un poblado protohistórico situado en el municipio de O Saviñao, en la provincia gallega de Lugo. El castro se halla en un terreno perteneciente al Ecomuseo de Arxeriz, creado y gestionado por la Fundación Xosé Soto de Fión, una entidad privada cuyo objetivo es estudiar, conservar y difundir el patrimonio etnográfico, histórico y arqueológico de la Ribeira Sacra. El antiguo asentamiento fue construido sobre un promontorio situado en el borde superior del valle del río Miño, a una altura de cerca de quinientos metros sobre el nivel del mar.

Restos de construcciones del castro (Foto Carlos Rueda)
 En las dos campañas arqueológicas realizadas ahora en el castro fueron puestos al descubierto los restos de diversas construcciones. Entre ellas hay varias viviendas y lo que se supone que es un depósito de cereales. En las excavaciones se encontraron también numerosos fragmentos de cerámica, algunas piezas de orfebrería y utensilios de piedra (molinos de mano, bruñidores, piedras de afilar y fusayolas). Los investigadores identificaron dos niveles arqueológicos distintos, correspondientes a diferentes ocupaciones que fueron datadas provisionalmente entre el siglo IV y el siglo I a.d.C. Hasta el momento no se descubrió ningún elemento arqueológico relacionado con la cultura romana, por lo que se cree que el poblado pudo haber sido abandonado ya antes de la romanización del noroeste ibérico.
 
Vista exterior de la croa o recinto central del castro (Foto Carlos Rueda)

 Los vestigios de estructuras constructivas desenterrados en las excavaciones fueron consolidados para garantizar su conservación. Los responsables del Ecomuseo de Arxeriz ya abrieron el yacimiento arqueológico a las visitas turísticas. Su intención es mostrar a los visitantes todos los restos de las antiguas edificaciones del castro a medida que vayan avanzando las excavaciones.


 
Molino de mano encontrado en el castro (Foto Carlos Rueda)
 Los orígenes del castro de Arxeriz se encuadran en la civilización castreña que se desarrolló en el noroeste de la Península Ibérica en la Edad del Hierro, en los siglos que precedieron a la colonización romana. El área de expansión de la cultura castreña abarca principalmente los territorios de Galicia y el norte de Portugal. En el territorio gallego se conocen centenares de asentamientos de esa época, que solo en una pequeña medida fueron objeto de investigaciones arqueológicas. En Galicia son especialmente notables los castros de Santa Trega, Baroña y Viladonga (situado este último junto a un importante museo). En Portugal, donde se conservan muchos monumentos de ese período, es particularmente conocida la citania de Briteiros.

sábado, 21 de janeiro de 2012

Cova Eirós, el panorama más amplio del Paleolítico gallego

Foto: Alberto López
En el yacimiento de Triacastela se identificaron cinco épocas prehistóricas

La reciente datación de un nuevo nivel arqueológico en Cova Eirós ha ampliado el panorama temporal representado en este yacimiento, que es ahora el muestrario más extenso del Paleolítico gallego concentrado en un solo lugar y que haya podido datarse con métodos radiométricos. La última datación, dada a conocer recientemente, corresponde a un conjunto de artefactos de 12.000 años de antigüedad correspondiente a la etapa final de la cultura magdaleniense. Con anterioridad, los arqueólogos ya habían fechado otras industrias pertenecientes a un período más temprano de esa cultura. En la cueva se habían identificado además otras culturas del Paleolítico Superior -gravetiense y auriñaciense-, así como industrias musterienses de diferentes períodos del Paleolítico Medio, obra del hombre de Neandertal.
     Según apunta Arturo de Lombera, codirector de las excavaciones que llevan a cabo en este yacimiento las universidades de Santiago y Tarragona, «en otras partes de Galicia se han encontrado industrias paleolíticas más antiguas y también más recientes, pero en ningún otro sitio se ha podido reconstruir una secuencia cronológica tan larga como esta». Ello convierte a Cova Eirós en el principal referente para el estudio de la prehistoria remota del noroeste ibérico, ya que en ningún otro lugar puede apreciarse con tanta claridad la evolución cultural y tecnológica de las diferentes poblaciones que han ocupado este territorio.
   Para averiguar la edad de los niveles más recientes del yacimiento se utilizó el carbono 14, que permite datar restos orgánicos de hasta 40.000 años. En los más antiguos se utilizó la termoluminiscencia del cuarzo, con la que se puede retroceder mucho más en el tiempo.
  Los investigadores esperan que este extenso panorama cronológico pueda ampliarse todavía más en un futuro cercano, ya que el subsuelo de la gruta podría contener también rastros de épocas anteriores al hombre de Neandertal.

Un hueco de 55.000 años sin información
Entre las diferentes etapas prehistóricas que han podido ser identificadas en Cova Eirós, los investigadores no lograron hallar todavía ningún rastro arqueológico del largo período -de en torno a 55.000 años- que se extiende entre el nivel datado hace 87.000 años y el de 32.000 años. Ese lapso corresponde precisamente a la época en la que el hombre de Neandertal fue sustituido por el Homo sapiens moderno, que -según se cree actualmente- empezó a expandirse por la Península hace unos 40.000 años.
  Según indica Arturo de Lombera, los materiales arqueológicos correspondientes a esa etapa pudieron haber desaparecido de la cueva a causa de un intenso proceso erosivo registrado tras un período de enfriamento climático del que también hay huellas en otros yacimientos paleolíticos del área cantábrica. Se trataría de uno de los llamados eventos Heinrich, una serie de fluctuaciones climáticas globales -los geólogos han identificado seis- que se produjeron durante la última glaciación.
   Si esta hipótesis es acertada, los artefactos fabricados por los ocupantes de la cueva durante el mencionado período de 55.000 años habrían sido arrastrados por torrentes que pudieron anegar la cavidad debido al deshielo que siguió a una etapa de frío extremo. Ese proceso erosivo pudo producirse durante el llamado evento Heinrich 4, hace entre 38.000 y 35.000 años.

Posibles vestigios
No obstante, los arqueólogos no han descartado la posibilidad de encontrar en la gruta algún rastro de ese etapa de la que por ahora no tienen ninguna información. «Es posible que la erosión haya alterado la secuencia cronológica en unas partes de la cueva y en otras no, de forma que en las zonas que todavía no hemos excavado podrían quedar algunos retazos bien conservados con muestras arqueológicas de ese período», apunta De Lombera.
  En todo caso, ello no podrá saberse hasta dentro de uno o dos años, cuando las excavacions se hayan extendido a zonas del subsuelo de la cueva que aún están inexploradas.
  
Fuente: La Voz de Galicia




quinta-feira, 3 de novembro de 2011

Dos minas de oro romanas ingresan en el inventario arqueológico de Galicia


Dos minas de oro romanas de entre los siglos I y II situadas en el municipio de Ribas de Sil (Lugo) acaban de ser incluidas en el inventario oficial de la Dirección Xeral do Patrimonio Cultural de la Xunta de Galicia.
Una de ellas, descubierta en fechas muy recientes, es una galería de explotación de unos 130 metros de longitud excavada en un monte de la Serra da Moá, sobre la margen izquierda del río Sil.
La otra mina, situada a unos 200 metros de la anterior, aunque hasta ahora tampoco había sido inventariada, es muy conocida en la zona y se la denomina tradicionalmente como O Covallón. Se trata de un espectacular ejemplo de minería aurífera a cielo abierto realizada con la técnica de ruina montium, como las famosas minas de Las Médulas (León), no muy lejos de Ribas de Sil.
Las minas de O Covallón se encuentran en una zona particularmente abundante en yacimientos arqueológicos relacionados con la minería aurífera romana, que abarca los municipios de Ribas de Sil, Quiroga, Folgoso do Courel y A Pobra do Brollón. En las proximidades se hallan sitios como los túneles mineros de Montefurado y Paradaseca (Quiroga) y las minas de A Toca, Torubio, Millares y Romeor (Folgoso do Courel.
En el municipio de Ribas de Sil existe una ruta de senderismo -la Ruta del Oro- que discurre por varios yacimientos mineros romanos, en las cercanías de O Covallón.

Fuente: La Voz de Galicia

quarta-feira, 26 de outubro de 2011

El ADN más antiguo de Galicia



Científicos del Instituto Universitario de Xeoloxía de la Universidad de A Coruña descifran el ADN de los restos humanos más antiguos hallados hasta ahora en Galicia. El fósil, de entre 8.000 y 10.000 años de antigüedad, fue descubierto hace dos años en la Cova do Uro (Serra do Courel). Los investigadores esperan que el análisis genético de estos restos, que continuará durante los próximos meses, permita obtener datos de gran interés sobre las antiguas poblaciones del noroeste y sus posibles relaciones filogenéticas con otros grupos humanos que habitaron el continente en el tránsito del Paleolítico al Neolítico.

Fuente: La Voz de Galicia